Juan Pablo Bustamante
“El espíritu del
psicoanálisis no es otra cosa que el sujeto supuesto saber y se trata de
instituir el lugar en el que se inscriba como efecto. Se trata de hacer que la
determinación significante de la Escuela, sus concatenamientos simbólicos
complejos, sus estatutos, sus publicaciones tengan como efecto el de instituir
la Escuela como sujeto supuesto saber.”[1]
Comienzo con esta cita de JAM, quien en el 2000 presenta su teoría de la
Escuela como sujeto, sujeto interpretable.
Sobre el fondo de la “Proposición…”[2] de Lacan, se trata de
saber qué relación tiene la Escuela –propuesta inédita para el psicoanálisis-
con ese conjunto de soledades que ella agrupa, en relación a la Causa
Freudiana. Conjunto de soledades que, si bien no elimina el ideal de la
Escuela, como significante que agrupa, su operación reenvía “a cada uno a su propia soledad de sujeto, a
la relación que cada uno mantiene con el significante-amo del Ideal bajo el que
se sitúa.”[3][4]
Coherentemente con la noción de saber que propone Lacan para el inconsciente,
es decir, como saber no sabido en
donde “lo no sabido se ordena como el
marco del saber”[5], la Escuela se propone
como el lugar donde este puede inscribirse como efecto para aquel que está en
relación con la Causa. Relación que se despliega en soledad subjetiva.
Sin embargo es aquí donde interviene un deseo, ya que el sujeto supuesto saber no va de suyo.
Según plantea Lacan en la “Proposición…”, haciendo una pequeña apología de
Cantor, surge esa interpretación princeps – el SsS- como marco de lo interpretable,
a causa de un deseo-decimos aquí, el del
analista-[6].
De modo tal que la escuela aloja ese deseo, en tanto da cuenta de la posición
singular que cada analista tiene respecto de la causa psicoanalítica.
El concepto de escuela no obstante no es evidente que sea un concepto
psicoanalítico. Emerge como respuesta a
la Internacional de psicoanálisis y como tal, rompe con la tradición
institucional que Freud impulsó. Pone en su seno, no la formación según una
jerarquía de grados en los que se reparte el poder y el saber de manera tal que
la posición de lo que Lacan llama una “cooptación
de sabios”[7],
distribuiría –didactas mediante- los títulos y su garantía. Se trataría mas
bien de separar poder y saber con la distinción de las jerarquías y grados. Con
esto la propuesta de Lacan sobre la Escuela, por tener como única base la
circulación de la transferencia (de trabajo), pondría permanentemente en
tensión lo institucional. Tal como plantea Miller (1990):
“… el fundamento mismo de
la Escuela de Lacan es una distinción entre el poder y lo que concierne al
saber respecto del psicoanálisis. La pregunta entonces es cómo puede
funcionar.”(p. 220)[8]
Así, el pivote que articula dicha tensión
sería el saber, en la medida en que para cada quien no estaría dado institucionalmente
sino que guardaría relación con su posición respecto a ese sujeto supuesto saber que constituye la Escuela. Al mismo tiempo,
el saber se constituiría como el borde moebiano entre la escuela y la
institución. Un borde de tensión que sitúa a la Escuela como el reverso de la
institución donde, en lugar de un saber constituido, protocolar, este se
construye como sujeto interpretable.
[1] Miller, J.-A. (2000). Teoría de Torino. (trad: Marta Sierra
Frendiani). En: www.wapol.org
Teoría presentada en el contexto de la
formación de la Scuolalacaniana di Psicanalisi.
[2] Lacan, J. (2012 [1967]). Proposicion del 9 de octubre de 1967 sobre
el psicoanalista de la Escuela. Otros Escritos. (trad: Graciela Esperanza).
Ed: Paidos.
[3] Miller, J.-A. (2000). Teoría de Torino. (trad: Marta Sierra
Frendiani). En: www.wapol.org
[4]“Fundo –tan solo como siempre lo estuve
en mi relación con la causa psicoanalítica-…” (p. 247) Lacan, J. (2012 [1964]).
Acto de fundación. Otros Escritos.
(trad: Graciela Esperanza). Ed: Paidos.
[5] Lacan, J. (2012 [1967]). Proposicion del 9 de octubre de 1967 sobre
el psicoanalista de la Escuela. Otros Escritos. (trad: Graciela Esperanza).
Ed: Paidos. (p. 268)
[6] ídem.
[7] Ibídem.
[8] Miller, J.-A.
(1990). La Escuela de Lacan. El banquete de los analistas. (Trad: Nora A.
González). Ed: Paidos
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