La formación en (hacia) la Escuela: deseo y fantasma
Alejandro Reinoso
Cartel: La formación en (hacia) la escuela:
deseo y fantasma.
Cartelizantes:
Sebastián
Carvajal
Joaquín
Carrasco
Raquel
Cors
Paula
Díaz
Claudio
Morgado
Paula
Peralta
Alejandro
Reinoso (Más Uno)
Considerando la Teoría del Sujeto Escuela de
Turín de Jacques-Alain Miller y el Seminario 6 “El deseo y su interpretación”
de Jacques Lacan, el cartel se interroga por el deseo que anima la escuela y,
en el caso chileno actual, por el deseo en el movimiento hacia ella. Este deseo
tiene su pivote clave en la formación del analista y en los dispositivos de
escuela involucrados (cartel, control, el ejercicio de la práctica, el pase,
etc.). La cartelización es el instrumento de trabajo transferencial elegido con
anterioridad a esta convocatoria. El deseo de formación y lo necesario del Otro
(Escuela) constituyen un eje central que se articula a la suposición de saber
de la transferencia simbólica. Del lado del fantasma interesa dilucidar no sólo
aspectos de la transferencia imaginaria o del efecto de grupo que el deseo
agujerea sino también otros obstáculos que podrían leerse desde la teoría del
Sujeto Escuela a la luz del Seminario 6. La idea esencialmente es extraer
pistas para el actual movimiento chileno hacia la NEL.
Con la pregunta
"¿de qué modo opera el deseo en la Escuela?", Joaquín se encuentra
con algunas referencias en torno a la angustia que podrían dar algunos esbozos
no contemplados en su elaboración anterior.
A partir del Seminario 10, podemos decir que el análisis, experiencia fundamental de la formación, aloja y otorga un lugar a la angustia cuando se encuentra acotada, en tanto modo de acceder a lo más singular: el objeto a. Se trata de un resto que no se presta al significante. Justamente no engaña porque no se deja significantizar.
La formación de los analistas no se
trata de una formación yoica ni un programa estandarizado. En este punto parece
que puede causar ciertos montos de angustia, tomando esta como señal de lo real
que perturba al yo.
Ahora bien, Lacan distingue dos
acepciones al objeto a. Por una parte, medio de goce; por otra, causa de deseo.
Pensando en la Escuela, se trata de considerar el agujero propio de la
estructura, lo real puesto en juego en la formación analítica, pero apuntando
hacia la producción de un deseo: el deseo del analista. De este modo, Joaquín
sostiene que debiese quedar excluida la satisfacción pulsional -y el fantasma-
dentro de la Escuela (si eso fuera posible... o al menos acotada, destinada al
análisis personal). Introducir la falta, la inconsistencia, un agujero al
centro de la formación, no para quedarse en ello, sino para relanzar la
formación una y otra vez, a modo de bordeamiento. Esto implica un soporte
simbólico-imaginario, por reducido que sea.
Paula
Díaz, por su parte profundiza en su rasgo que articula de Deseo y Fantasma, en
el seminario 6 y su relación con el sujeto de la Escuela, en su dimensión de
corte.
La producción de “Actos de Escuela” tiene como efecto el modificar el sujeto en curso de realización, es decir, es interpretable analíticamente. Estos Actos operan como cortes. La interpretación tiene un efecto de corte en lo imaginario del fantasma y reenvía al sujeto a su propia soledad subjetiva. Para Lacan en el nivel del corte el sujeto encuentra una manifestación pura de su ser. La dignidad de este ser depende del corte como tal, es decir de actos, interpretaciones, etc.
Es así como el fantasma da el soporte imaginario al sujeto en el punto exacto donde no encuentra nada que pueda articularlo en calidad de sujeto de su discurso inconsciente. En el fantasma, el objeto es el soporte imaginario de esa relación de corte en que el sujeto ha de sostenerse.
Es justamente el fantasma quien da al sujeto el acceso a la experiencia de corte en su relación al deseo. El acceso a su relación con el advenimiento del corte está cerrado para el sujeto en sí. Pero, ese acceso no le está cerrado en la medida en que tiene la experiencia del fantasma, ya que está animado por la llamada relación de deseo.
En el Sem 6 dice Lacan “en la medida en que tal o cual actividad se erotiza, es decir, es atrapada en el mecanismo del deseo, interviene la angustia”… “El termino defensa no significa nada si no es defensa contra el deseo”. Más precisamente, se defiende con un elemento que toma del registro imaginario de la relación con el otro, pero Lacan aclara, donde lo que se refleja no son simplemente juegos de prestancia y prestigio, sino él mismo como sujeto hablante.
De ahí que se designe fantasma a este lugar de salida por donde el deseo aprenderá a situarse. Esto define la función del fantasma como función de la situación del deseo del sujeto como tal, y es por eso que el deseo tiene la propiedad de ser fijado no en un objeto, sino esencialmente en un fantasma.
Raquel Cors por su parte
desarrolla su rasgo en Movimiento hacia L/a Escuela.
Señala: Comparto con ustedes, colegas
del cartel, un segundo momento de un texto que escribí sobre El
movimiento de una estatua [1]. En un primer momento, se
trataba de un movimiento en mi posición analizante. En este segundo momento,
como se me ocurre llamarlo hoy, tomo una vía “en” movimiento hacia la Escuela
– in situ, “en-Chile”. Un movimiento encausado, y no sin los otros.
El interés de hoy es por lo femenino,
por el no-todo de la Escuela, cuando algunas soledades se articulan a ella… que
no se mueve bruscamente hacia lo real de una colectividad sin Otro, un Otro que
se sabe no existe, pero como dice Miller, funciona. Sin duda, se trata de un
movimiento que implica dejar atrás, -no sin algunas nostalgias- ciertos
Ideales, atributos fálicos y simbólicos que por un tiempo fueron necesarios
para lograr armar una estructura, una historia, una forma, con todas las
coordenadas que hacen un lugar donde ir alojando el deseo. Fue necesario un
primer momento (muchos años) de agrupación para intentar recuperar una identificación, entre
todos los que perdimos algo… uno por uno, que en su íntima subjetividad
está a-fectado de un falta estructural, y que en algunos
casos, ese a (del fantasma) se instala en un grupo
homogéneo. Dice Raquel: Mi pregunta para este cartel es por un segundo momento,
cuando la orientación es la transferencia de trabajo, por supuesto en tanto nos
formamos y en tanto nos analizamos[2] [2]. Mi propuesta
para este trabajo, y en este momento, es retomar la pregunta por el deseo que
anima aquí en Chile y se mueve hacia la Escuela - “en femenino”.
Desde mi parte –Alejandro-, con el rasgo El fantasma y la
interpretación en la experiencia de Escuela, tomo de la teoría del sujeto
Escuela, una noción de interpretación que Miller indica allí. En efecto, es una
indicación sobre la interpretación del sujeto Escuela, la siguiente: reenviar a
lo central de una Escuela de nuestra orientación: el deseo de Escuela y los
textos de Lacan como corazón de la experiencia de Escuela. Podríamos agregar,
los de Miller también. La acción Reenviar implica llevar a algún lugar, a
producir actos de escuela que puedan llegar al efecto de un acontecimiento,
como la experiencia de Río, haciendo escansión, relanzando el deseo por el
psicoanálisis a modo de una provocación que conlleva trabajo, bajo
transferencia.
Un modo de tramitación y construcción fantasmática, como parte de la
formación, ha sido el mismo proceso de carteles del movimiento hacia la
Escuela. En efecto, puedo testimoniar como más Uno de dos de estos carteles, el
efecto de división in situ, de elaboración, de producción de formaciones del
inconsciente, producción de significantes nuevos relativos a las propias
posiciones, testimoniando la incidencia, en algunos casos de trabajo de
análisis, de articulación con la clínica, el control de casos y efectos
analíticos formativos que han reducido malestar, teniendo al centro el agujero
que permite relanzar el discurso y producir no sólo el desarrollo de un rasgo
sino que también su dimensión de señuelo para la articulación de un lazo uno
por uno con este movimiento. En otras palabras, el reenvío a la cartelización,
con textos de Lacan y Miller, se ha verificado un efecto de interpretación que
contribuye a esclarecer las posiciones personales en relación al movimiento
produciendo deseo y haciendo deconsistir elementos imaginarios. Se verifica en
acto el lugar del cartel en este movimiento y no sería descartable su
dispositivo para seguir avanzando hacia la escuela. Esta “elaboración
provocada” en acto
llama a recordar una fórmula de Miller para analizar la producción de saber en
el cartel y que es muy pertinente a este momento del movimiento hacia la
Escuela:
“Hay la labor y la voz y también dos prefijos,
ex (fuera de, a partir de) y pro (hacia delante, delante de), siempre es así
como se elabora: a partir de... siendo llamado, suscitado por... El
trabajo es suscitado siempre por una llamada, una llamada de provocadores que
va a buscar lo que es latente y que llamando revela, véase crea. La
llamada al trabajo es el toque de diana para despertar, llama”[3].
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